Las finanzas del Vaticano salen a la luz: así obtiene ingresos y gestiona su patrimonio la Iglesia católica en todo el mundo.
La fortuna del Vaticano es un misterio histórico, pero recientes informes financieros revelan datos clave sobre sus ingresos y patrimonio global.
Ciudad del Vaticano. Desde hace siglos, la riqueza de la Iglesia católica ha sido motivo de especulación, mitos y debates sociales. A lo largo de los años, la falta de transparencia en sus finanzas ha alimentado una percepción de opulencia desmedida, resumida en frases populares como "¿por qué el Papa no vende el Vaticano para acabar con el hambre?". Sin embargo, en años recientes, especialmente bajo el pontificado de Francisco, se han dado pasos hacia una mayor claridad financiera.
En 2021, por primera vez desde su creación en 1967, la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (Apsa) publicó un balance financiero público, revelando activos, inversiones y el manejo de propiedades de la Santa Sede. Apsa es el órgano encargado de gestionar bienes inmuebles, inversiones y otros recursos económicos del Vaticano.
Este esfuerzo por transparentar las finanzas vaticanas fue parte de una serie de reformas impulsadas por el papa Francisco, fallecido en abril de 2025, con el objetivo de combatir la corrupción interna, aumentar la eficiencia administrativa y responder a las críticas por la falta de rendición de cuentas.
Aunque los números siguen siendo difíciles de precisar en su totalidad, los informes señalan que la Apsa administra aproximadamente 5.000 propiedades en Italia y otras más en ciudades estratégicas del mundo. Muchos de estos bienes se encuentran en Roma, y algunos se alquilan como oficinas, departamentos o embajadas, generando ingresos constantes.
Además, la Iglesia católica cuenta con ingresos provenientes del Óbolo de San Pedro, una colecta anual en todo el mundo que financia la misión del Papa, y de las inversiones financieras del Vaticano, que van desde fondos en bancos europeos hasta acciones y bonos.
Otro factor relevante son las aportaciones de las diócesis y fieles, que representan una red global de ingresos. Cada conferencia episcopal nacional administra sus propios recursos, pero muchas contribuyen al sostenimiento de la Curia Romana y otras instancias centrales del Vaticano.
También existen ingresos por actividades económicas relacionadas con el turismo religioso, como entradas a museos vaticanos, la venta de estampillas, publicaciones y recuerdos. El Museo Vaticano, por ejemplo, es uno de los más visitados del mundo y genera millones de euros al año.
Sin embargo, la Iglesia también enfrenta dificultades económicas. El mantenimiento de estructuras históricas, la gestión de personal y la ayuda humanitaria representan costos considerables. El Vaticano, como microestado, mantiene embajadas, oficinas diplomáticas, servicios de comunicación y estructuras administrativas que requieren financiamiento constante.
Francisco redujo los privilegios financieros de altos cargos del Vaticano, centralizó la gestión contable y ordenó auditorías externas para organismos clave. Estas medidas reflejan un intento de modernizar una institución milenaria sin perder su esencia espiritual.
Aun así, sigue existiendo una marcada diferencia entre la percepción pública de una Iglesia rica y la realidad operativa de muchas diócesis del mundo, que dependen de donaciones locales para sostener escuelas, hospitales y proyectos sociales. Mientras algunas instituciones católicas manejan presupuestos millonarios, otras sobreviven con recursos mínimos.
En definitiva, aunque no existe una cifra oficial global de la riqueza de la Iglesia católica, se estima que su patrimonio inmobiliario, histórico y financiero la coloca entre las organizaciones más influyentes del planeta. No obstante, su estructura descentralizada, su vocación espiritual y los desafíos financieros modernos complejizan cualquier cálculo absoluto.
La apertura iniciada por Francisco abre una nueva etapa de rendición de cuentas, y bajo el nuevo pontificado de León XIV, se espera que esta política de transparencia se mantenga, permitiendo a fieles y críticos comprender mejor cómo se financia y administra una de las instituciones más antiguas del mundo.
COMMENTS