El niño suplicaba entre gritos y agresiones constantes. Murió esta semana en San José. Vecinos oyeron todo, pero nadie denunció.
San José, Costa Rica — “¡Ya no más, por favor, pare!”, gritaba un niño de tan solo ocho años desde el interior de una cuartería cercana al Tribunal Penal del I Circuito Judicial de San José. Era su súplica desesperada ante un ciclo de violencia que se repetía casi a diario. Hoy, ese niño está muerto, y su historia ha sacudido a todo el país.
Según testimonios de los vecinos, era común escuchar insultos como “maldito”, “bastardo” o “burro” dirigidos al menor. También se percibían golpes y gritos de dolor. Aunque muchos sabían que algo no estaba bien, nadie presentó una denuncia formal ante las autoridades. Un silencio que ahora pesa con culpa.
El día en que todo salió a la luz
Fue el pasado lunes cuando el niño fue ingresado de urgencia al Hospital San Juan de Dios, donde falleció minutos después. El personal médico, al notar lesiones severas compatibles con maltrato, notificó al Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
Durante el allanamiento a la vivienda familiar, Michael Soto, subdirector del OIJ, confirmó que se encontraron proyecciones hemáticas en paredes, así como ropa con rastros de sangre, lo que evidencia una situación de violencia física prolongada.
La hermana del menor también era víctima
En la misma vivienda residía también su hermana de 10 años, quien presentaba signos visibles de agresión física. La niña fue rescatada y actualmente está bajo resguardo del Patronato Nacional de la Infancia (PANI).
Los padres, identificados como Alvarado (padre) y Villagra Jarquín (madre), se encuentran detenidos y serán presentados en audiencia en las próximas horas. La Fiscalía Adjunta de Atención de Hechos de Violencia en Perjuicio de Niñas, Niños y Adolescentes (FANNA) prepara la solicitud de medidas cautelares.
Una tragedia marcada por la omisión
Este caso ha generado indignación nacional, no solo por la brutalidad del crimen, sino por la inacción de quienes escuchaban los gritos y no actuaron. La tragedia pone en evidencia la urgente necesidad de fortalecer la cultura de denuncia en casos de violencia doméstica e infantil.